La pandemia no da tregua, tampoco la crisis económica ni el enrarecido clima político por la pandemia. En este tumultuoso contexto navegan los diferentes sectores económicos, unos ahogados por los confinamientos, otros aprovechando la coyuntura para dar un impulso a los procesos de concentración, los menos, capitalizando las nuevas tendencias que ha acelerado el virus. Y la industria aseguradora, ¿qué ha hecho y que está haciendo?
El pasado primero, esas semanas y meses tras el 14 de marzo en los que el país se sumió en un confinamiento total para luchar contra la pandemia. En esos momentos las prioridades del sector asegurador fueron cuatro.
Unespa, cuenta que te cuenta
Las enumera la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, en el seminario ‘COVID-19: experiencia y resiliencia ante nuevas pandemias’, organizado por la Fundación Aon: “Velar por la salud de nuestros clientes y colaboradores; garantizar la solvencia sectorial; garantizar la continuidad del negocio y de la actividad; y permitir, en toda medida posible, la continuidad del aseguramiento.
En otras palabras, en una situación de radical anormalidad, nuestra intención, en todo momento, fue la de proveer normalidad y certitud al sistema, tratando de generar en nuestros clientes la impresión de que no serían sus seguros quienes añadiesen angustia y dudas a una situación que ya tenía demasiado de ambos ingredientes”.
Y esa sensación de normalidad se proporcionó a pesar de que el seguro empezó a notar la crisis en sus propias carnes muy pronto. Apenas unas semanas después de haber comenzado el confinamiento, la actividad registraba descensos de 10 puntos porcentuales, muy centrados en el ramo de Vida, que, según explica Pilar González de Frutos, “ya mostraba tendencias muy tenues con anterioridad a la pandemia”, y en otros como el de la asistencia en viaje, pérdidas pecuniarias y algunas formas de aseguramiento ligadas a la construcción. Con los meses la situación no ha mejorado, y el sector ha llegado a septiembre (último dato disponible) con un descenso de la facturación por la venta de pólizas del 10,8% hasta los 43.114 millones de euros.
También se resintió la solvencia, y bastante, aunque en ningún momento la ratio de cobertura del capital obligatorio cayó por debajo de dos. La presidenta de la asociación empresarial que agrupa a las aseguradoras de España explica que el principal motivo del deterioro fue la modificación en el spread de activos, pero la situación “se corrigió tan pronto como la prima de riesgo volvió a los valores previos”.
Una de las cosas que hizo el seguro en esos momentos críticos durante el confinamiento iniciado en marzo fue remitir una carta al Gobierno solicitando la declaración de las reparaciones de los seguros Multirriesgo como actividades de primera necesidad. “Sin esta gestión, el movimiento de dichos profesionales se veía seriamente obstaculizado, mientras que el ritmo de servicios no se detenía”.
Atención superior
De hecho, en los primeros seis meses del año el volumen de percances atendidos por los seguros Multirriesgo fue casi un 7% superior al mismo periodo del año anterior, según comenta De Frutos, que también cuenta que la industria tuvo que dirigirse a las autoridades para poner en su conocimiento problemas de flexibilidad y eficiencia para la realización del servicio por parte del seguro de Decesos, “problemas que aconsejaban la adopción de medidas, entre las cuales la principal era la flexibilización a la hora de contratar determinados servicios, como la incineración”. En los seis primeros meses del año, el seguro de Decesos puede haber atendido entre 100.000 y 150.000 sepelios, “lo cual quiere decir que su capacidad de prestación de servicios se ha puesto duramente a prueba”.
Estos son solo unos ejemplo de lo hecho por el seguro español durante los momentos más duros de la crisis. Fueron momentos complicados, sin duda. Pero la respuesta del sector estuvo a la altura. A nivel europeo, la primera reacción del supervisor fue pedir a las aseguradoras la suspensión temporal de la distribución de dividendos y la recompra de acciones propias (igual que se hizo en el sector bancario) y reclamar a las compañías claridad y agilidad en la comunicación con sus clientes.
En los momentos actuales, en los que ni mucho menos hemos vencido a la pandemia, el seguro sigue manteniendo la prioridad de velar por los intereses de sus asegurados, al tiempo que desde el sector se pide que se tome conciencia de que empresas, gobiernos y sociedad están juntos en esta batalla, una batalla a la que hay que acudir unidos y sin enfrentamientos entre unos y otros para tener alguna posibilidad de ganarla. Ojalá el mensaje cale, al fin y al cabo esta es una reflexión que a buen seguro comparte la mayoría de los ciudadanos.
Fuente: capitalmadrid.com